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LA REALIDAD Y EL MANEJO DE LA ENERGÍA

La energía que somos está presente en este plano de forma modulada.

De la misma forma en que un radio es capaz de sintonizar ondas de radio y transformarlas en palabras a través de sus bocinas o altavoces, la energía infinita es captada en nuestro cuerpo y nuestra mente y es traducida en palabras y emociones en nuestra realidad material.

El radio no es capaz de captar señales mayores a las que su capacidad le permite; sin embargo, ello no significa que esas señales que el radio no es capaz de captar, por ese sólo hecho no existan.

En efecto, la energía es infinita, pero la capacidad del radio o en el caso de nosotros, la capacidad de nuestros cuerpo físico, es limitada.

El cuerpo y la mente captan diversa frecuencias y las traducen en emociones, ideas, imágenes que aparecen en nuestra energía y matizan o modulan la forma en que percibimos la realidad, entendiéndose por la realidad, la creación material que aparece ante nosotros y es captada por nuestros sentidos.

Esto es muy importante y debe ser entendido con claridad, pues esa realidad no solo no existe, sino que lo que percibimos de ella en verdad está filtrado o determinado por esos flujos energéticos que captan nuestra mente y nuestro cuerpo, lo cual puede variar totalmente de un ser humano a otro.

Por ello, en ocasiones dos personas platican de una misma experiencia, coincidente en tiempo y espacio, como si se tratara de dos eventos completamente distintos, pues su percepción está determinada por lo que cada uno es capaz de captar de esta energía y no por el evento en sí, que sólo ocurre en una realidad vacía y sin sustento.

La energía que captamos en nuestras mentes y en nuestros cuerpos genera un sinfín de reacciones físicas de las que somos conscientes pero que no siempre nos damos cuenta de su alcance y origen.

Dolor de dientes, del cuerpo, dolor de cabeza, cansancio, insomnio, falta de apetito o exceso del mismo, necesidad de alimentos dulces o salados y un largo etcétera, constituyen formas en las que el cuerpo físico reacciona a los flujos energéticos que se hacen presentes en nuestro cuerpo y en nuestra mente.

Además de estos síntomas físicos, estos flujos energéticos se traducen en estados emocionales que experimentamos en nuestro día a día; tristeza, soledad, frustración, inseguridad, culpa, miedo, angustia, tiene su origen en este intercambio energético de alta densidad y que en este plano entendemos como emociones.

Nos gusta creer que esos estados emocionales son explicados por la vida material o experiencias que se nos presentan en la vida diaria, sin embargo, en realidad la vida material es sólo un recipiente vacío que se llena con el contenido de estos flujos energéticos, de manera que la realidad toma la forma necesaria para que esos flujos puedan expresarse o plasmarse en este plano material.

Es decir, la tristeza que en un momento dado estés experimentado y que tu mente justifique y entienda por un contexto dado que estés viviendo, por ejemplo, pérdida de una relación amorosa, en realidad está creada por un flujo energético determinado que en esta realidad se expresa como tristeza, que encuentra su forma de expresarse a través de esa experiencia creada en esta realidad.

La noción de que la realidad material no existe, significa precisamente que es sólo una forma de manifestar en un plano y contexto más denso flujos energéticos que en este plano y nivel vibratorio se entienden como emociones.

Por ello, ante cualquier evento que estés experimentando en tu vida diaria tu atención no debe estar enfocada en el mismo, perdiendo tu energía con pensamientos en torno a ello, pues estarás enfocando tu energía en torno a un contexto material que no tiene existencia real, por el contrario tu atención debe fijarse en la emoción o estado emocional que te genera dicho evento, pues esto es lo Real y significativo y te permitirá tomar conciencia de ese flujo energético que se hace presente y le da contenido y existencia a lo que sea que estés experimentando.

Surge la duda de ¿Por qué funciona así la REALIDAD? Entendiendo por está lo que es VERDAD y está más allá de nuestra existencia material.

La respuesta a esto es que en planos superiores y en dimensiones más sutiles la energía es lo único que existe, sucede todo lo contrario a lo que aquí percibimos con nuestros sentidos, no existe un mundo o aspecto material; en nuestro plano de existencia existe una dimensión energética y una material, aun cuando la dimensión material pareciera abarcar el 100% de nuestra existencia también somos conscientes de la existencia de una dimensión energética en este plano; sin embargo, en la REALIDAD sólo existe la energía con 0% de materialidad.

Esta estructura de la REALIDAD le da ciertas características y condiciones que generan flujos energéticos de distintas frecuencias y alcances, en un mundo material estas diferencias son fácilmente perceptibles por su contenido o expresión en la materia; sin embargo, ante la ausencia de ésta dichos flujos de distinta densidad generan cargas diferentes que pudiéramos denominar como eléctricas que generan movimientos energéticos ascendentes y descendentes.

Estos flujos se presentan en la expresión de la realidad en la que se desarrolla nuestra vida diaria como estados emocionales que nos controlan y dirigen en el rumbo de nuestros pensamientos y nuestras acciones.

Pudiéramos decir que dichos flujos son los que le dan contenido a nuestra experiencia material, lo que le da contenido a dicha experiencia, cuando nosotros tenemos la idea contraria, pues creemos que nuestros estados emocionales están determinados o condicionados por lo que ocurre en nuestra vida material y que si tuviéramos de alguna forma la posibilidad de modificar algún aspecto de nuestra vida esto afectaría o modificaría nuestro estado emocional, lo que en verdad no ocurre así, ya que nuestra experiencia de vida o mejor dicho lo que experimentamos por ella en un nivel emocional, en realidad está determinado por la naturaleza y alcance de estos flujos energéticos trasdimensionales.

Se tiene entonces la duda de por qué esos flujos energéticos se traducen en un estados emocional determinado y si ese estado emocional en particular es reflejo de alguna forma de un aspecto de la REALIDAD.

La respuesta es en sentido negativo, ningún aspecto de la REALIDAD tiene relación con estados emocionales alterados que se pueden experimentar en esta realidad material, de hecho en la REALIDAD existe sólo un estado o vibración que se parece a lo que en este plano se puede experimentar como un estado de PAZ o paz interior, por ello esos flujos necesitan ser transformados, modulados o recalibrados para alcanzar una frecuencia similar a la REALIDAD y en este estado de PAZ reemprender su retorno o ascensión a planos o dimensiones más sutiles.

Por esto, la experiencia humana tiene por objeto trabajar esos flujos energéticos y alcanzar los más altos niveles de PAZ en este contexto material.

Alejandro Sánchez M

Regreso al Corazón

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